Veinticinto años del asesinato de monseñor Gerardi

Como quizás muchos recuerden, Guatemala vivió desde el año 1960 un conflicto armado entre el ejército y diversas organizaciones guerrilleras que, tras el ejemplo de Cuba y más tarde de Nicaragua, pretendían terminar con la pobreza y la corrupción.

Imagen de Moseñor Gerardi, tomada de la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala.

Fue, sin embargo, en 1970, siendo presidente el coronel Carlos Manuel Arana, cuando esa lucha contra la insurgencia se hizo especialmente brutal.

Si a un pez se le quita el agua, se muere. El agua de la guerrilla eran las comunidades indígenas campesinas. Así pensaba el poder y, desde ese diagnóstico, empezaron ataques a dichas comunidades arrasando, quemando, asesinando.

Nada de esto trascendía, sin embargo, al ámbito internacional. Por esta razón, un grupo de estudiantes y campesinos, entre los que se encontraba el catequista Vicente Menchú, padre de Rigoberta, galardonada con el Premio Nobel de la Paz, decidieron ocupar la embajada española en Ciudad de Guatemala. Y, en efecto, el 31 de enero de 1980, contra el parecer del entonces embajador, Máximo Cajal, se encerraron en la embajada.

La respuesta del Gobierno se resumió en una orden: ¡Sáquenlos a como haya lugar! A como hubo lugar consistió en prender fuego al edificio. Murieron 37 personas, entre ellos todos los ocupantes, además de funcionarios y civiles guatemaltecos y españoles. Se salvaron el embajador, quien pudo salir por una ventana, auxiliado por la Cruz Roja, y un campesino con quemaduras que fue raptado del hospital y asesinado posteriormente.

Este terrible episodio tuvo gran repercusión internacional, pero no trajo consigo el cese de las actividades antisubversivas ni disminuyó la dureza de la represión.

En 1982 fue depuesto el general Lucas García y sustituido por el también general Ríos Montt, pastor de la iglesia del Verbo, una de las numerosas sectas auspiciadas por EEUU. El nuevo presidente continuó y aumentó la represión del ejército, de modo que los años 1981 a 1983 fueron los más salvajes de una guerra dirigida sobre todo contra el pueblo maya. Hasta 400 aldeas indígenas fueron asaltadas, arrasadas y sus habitantes asesinados.

En 1983 visitó Guatemala Juan Pablo II en un esfuerzo por contribuir a la paz. Se iba a ajusticiar a tres condenados y el Vaticano abogó por el perdón como gesto de buena voluntad. Los condenados fueron fusilados.

Finalmente, en 1996, bajo la tutela internacional, se firmaron los Acuerdos de Paz entre el gobierno de Guatemala y la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG).  Quedaban atrás 200.000 asesinados, cerca de medio millón de desplazados a Chiapas (México) o al interior del país y se lograba una democracia -al menos formal- que dura hasta hoy.

El 24 de abril de 1998 monseñor Juan Gerardi, obispo de Guatemala, en la catedral de la capital y en presencia de la Conferencia Episcopal, del cuerpo diplomático y de familiares de las víctimas, presentó el informe Guatemala: nunca más. Monseñor Gerardi era obispo coordinador del Proyecto Interdiocesano   Proyecto de Recuperación de la Memoria Histórica (REMHI). En aquella ocasión afirmó: “Cuando emprendimos este proyecto nos interesaba conocer la verdad, reconstruir la historia de dolor y de muerte, ver los móviles, entender el porqué y el cómo… Mostrar el drama humano, compartir la pena, la angustia de los miles de muertos, desaparecidos y torturados. Queremos contribuir a la construcción de un país distinto. Por eso recuperamos la memoria del pueblo. Este camino estuvo y sigue estando lleno de riesgos pero la construcción del Reino de Dios tiene riesgos y sólo son sus constructores los que tienen fuerza para afrontarlos”.

Dos días después, el 26 de abril, cuando monseñor Gerardi llegaba a su casa por la noche, fue asaltado por miembros del ejército y asesinado a golpes, rompiéndole el cráneo con una gruesa piedra.

Se cumplen 25 años de la muerte de un pastor que, como Cristo, ofrendó su vida por los pobres, por su pueblo.

Carlos F. Barberá
Últimas entradas de Carlos F. Barberá (ver todo)

1 comentario en «Veinticinto años del asesinato de monseñor Gerardi»

  1. Han pasado 25 años del asesinato del obispo Juan Gerardi, y si no es por el este artículo este aniversario se me habría pasado totalmente desapercibido, Por desgracia es lo que sucede también según creo en los grandes medios de comunicación.

    Mis recuerdos personales de aquellos hechos (tenía yo en 1998 56 años, ahora cuento 81)) son vagos e imprecisos, pero sí los recuerdo en su esencia, y tanto entonces, como ahora al recordarlos, me producen o una profunda tristeza y dolorosa sensación de impotencia ante la fuerza bruta de los hechos, su crueldad, su utilización como arma política al servicio de los bastardos intereses del poder y la manifiesta impunidad en que se ampararon sus autores.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *