Ricardo Martínez Llorca relata lo que ve a lo largo de miles de kilómetros del “desierto verde” de Argentina y lo que le cuentan quienes sufren las consecuencias de la plantación a destajo de la soja transgénica.

Un día, hace ya unos años, el escritor y autor de varias novelas, Ricardo Martínez Llorca, escuchó a una profesora que impartía clases de Ciencias Naturales al alumnado de secundaria arremetiendo sin piedad contra las organizaciones ecologistas que se manifestaban en contra de los cultivos transgénicos, especialmente el maíz. A partir de ahí, se despertó la curiosidad del escritor por ese tipo de cultivos.
En un primer momento, se le plantearon muchas dudas acerca de sus repercusiones, como las enfermedades que provocan a las personas, la contaminación que produce el polen modificado en especies de plantas y de insectos polinizadores, en los microorganismos del suelo, los efectos en la deforestación, así como las repercusiones en el cambio climático de la agricultura industrial, como la pérdida de hábitats naturales para muchas especies y la desaparición de etnias y culturas vinculadas a esos hábitats.
Los interrogantes se le iban acumulando mientras leía estudios científicos sobre transgénicos, siempre financiados por la industria, que proclaman a los cuatro vientos sus bondades y los aseguraban como una patente para erradicar el hambre en el planeta. Sin embargo, su intuición acompañada de sentido común no le llevaba a aceptar tales bondades, sino todo lo contrario, como afirma el autor: “La consecuencia del fenómeno es que se está condenando a la Tierra a convertirse antes de tiempo en un inmenso pedregal, en un suelo laterítico que a lo que más se asemeja es al polvo de Marte”.
Ante tantos interrogantes, Ricardo Martínez Llorca emprendió viaje a Argentina para “pisar el mismo suelo por el que caminan los campesinos”, convencido de que las preguntas relativas a las bondades o maldades del cultivo de plantas transgénicas “se hallaban a flor de tierra”.
Su periplo por Argentina nos lo relata en El viento y la semilla en el que plasma una ardua labor de investigación en el terreno, a partir de entrevistas a abogados, empresarios, ecologistas, campesinos y a muchas otras personas con intereses muy diversos en el negocio de la soja. Sin olvidar la visita a Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz en 1980, quien, como afirma el autor, “me facilita datos sobre la huida de los campesinos sin territorio hacia las villas miseria, sobre la liquidación de los bosques, y me habla de las topadoras que arrancan los árboles de raíz, como si estuvieran enrollando una alfombra”.
Estremece leer el relato del Premio Nobel, al igual que el de mujeres, hombres, personas de todas las edades con las que se encuentra el autor por los lugares que visita: Buenos Aires, Santiago del Estero, Tucumán, Quimilí, Resistencia, Salta y Libertador General San Martín. Ricardo Martínez Llorca relata lo que le cuentan y describe lo que ve, con todo detalle: el rociado de la soja con nitrato de amonio, cerca de Rosario, los brutales desalojos de campesinos de sus tierras en Santiago del Estero, la dignidad de las personas que habitan las villas miseria de Tucumán, la nube de langostas de Quimilí que “vuelan a mi alrededor con zumbidos de migraña”, como afirma el autor, las historias de las familias que viven en el basurero de Resistencia para encontrar algo que comer, el trabajo esclavo de los campesinos de Salta o las consecuencias letales de la bagazosis en la población de Libertador General San Martín, enfermedad originada en el proceso de fabricación del azúcar a partir de la caña.
El viento y la semilla es un libro escrito por quien se considera un viajero, no un turista. “¿Cuál es la diferencia entre viajero y turista?” se pregunta Ricardo Martínez Llorca y responde que la distinción entre uno y otro pasa por “la condición de sentirse libre, que es un término confuso, pero una emoción muy clara”. Sin duda, se ha sentido libre para escribir el libro comentado y esa libertad se aprecia en todas y cada una de sus páginas, no solo de quien escribe sino también de cuantas personas abrieron su mente y sentimientos al autor, personas a quien agradece “la generosidad con su tiempo y la franqueza de sus opiniones”.
El viento y la semilla
Ricardo Martínez Llorca
Editorial Comba
https://editorialcomba.com/libros/ensayo/el-viento-y-la-semilla/
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