La ética del trabajo

“Sólo el hombre o la mujer son capaces de preguntarse cotidianamente en medio del trabajo el porqué de las cosas”

Gamarra Vílchez, catedrático de derecho del trabajo de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, en una visita a la Casa América, en 2015.

El libro La ética del trabajo(Ed. PPC, Madrid, 2022) es mi reciente publicación que trata de conocer, interpretar y reflexionar sobre la relación de la ética y el trabajo. Debo mencionar que llevo más de 20 años como profesor de Derecho del Trabajo en varias universidades del Perú y como miembro del Movimiento de Profesionales Católicos (MPC), y siempre me preguntaba qué nos ayuda a comprender la naturaleza de los valores humanos, cómo debemos vivir bien en sociedad y qué constituye una conducta correcta.  Una pandemia y otro libro anterior Ética laboral y ciudadanía (publicado por el Instituto Bartolomé de las Casas y el CEP), me ayudaron a escribir este libro sobre la ética del trabajo.  

Partimos de la consideración que “solamente el hombre es capaz de trabajar, solamente él puede llevarlo a cabo, llenando a la vez con el trabajo su existencia sobre la Tierra” (Laborem Exercens) y que sólo el hombre o la mujer son capaces de preguntarse cotidianamente en medio del trabajo el porqué de las cosas: ¿por qué debo hacer esto?, ¿cuál es el sentido de una relación laboral?, ¿cómo nuestro comportamiento de trabajador o empleador adquiere sentido axiológico? Estas preguntas no siempre tienen una respuesta clara y definitiva, simplemente experimentando se puede aportar un poco en ellas. ¿Por qué?  Porque existe una relación en sí como un signo particular del trabajo y la dimensión ética en medio de una sociedad; esta relación determina la existencia de una ética del trabajo con naturaleza y características propias. Este es el objetivo del libro: hacer que el saber referido a la ética del trabajo sea más accesible y divulgar las investigaciones al respecto. 

Abordamos la relación íntima entre la ética y el trabajo intentando justificar nuestro objetivo, que es la fundamentación de la ética del trabajo. Por ello, destacamos la necesidad e importancia de esa relación (ética y trabajo), como componente básico de reflexión de la dignidad del ser humano en y por el trabajo que se manifiesta en el centro laboral y que sirve para la convivencia en la sociedad. Como señala Victoria Camps, “La ética ha sido y sigue siendo el análisis reflexivo sobre los modos y las formas de la conducta humana”. ¿Qué conducta (comportamiento y acción) más importante y cotidiana puede haber si no es el trabajo que impregna todo de humanidad, como sello distintivo e invisible a todo lo que existe en la vida? Es el requisito diario de los seres humanos (de la mayoría) para alimentarse y así sobrevivir a tal punto, como diría Aristóteles “Somos lo que hacemos”; es decir, en las dos constataciones empíricas se puede reconocer el sentido de universalidad: en el valor moral y la necesidad del trabajo.  

En efecto, en la relación laboral se entablan múltiples contactos sociales y existe la necesidad de contar con habilidades no solamente propias del trabajo, sino también del comportamiento para afrontar la realidad, que implican responsabilidades y propósitos sociales. Lo cual también significa comprender que esa relación está cargada de conflictos.  

Debemos partir de la constatación de que toda colectividad actúa en función a sus particulares normas y costumbres y que el trabajo es un hecho que corresponde a la propia vida donde confluyen la relación de dos elementos en el plano económico y social: trabajador/empleador y que cada uno de ellos tiene determinados intereses y conductas. Además, en la prestación y contraprestación laboral cotidiana debe de primar un mínimo de compromiso, a fin de que el trabajo se considere digno en los planos sociales, materiales y también espirituales. Es decir, el elemento fundamental en dicha relación es la lealtad del trabajador con relación al empleador y viceversa. Y si a este elemento significativo en la relación laboral le agregamos aquellos valores mínimos de convivencia social como la libertad, la igualdad, la solidaridad, el respeto y el diálogo se tratará de una convivencia humana y democrática. 

De ahí la importancia de la ética del trabajo como parte de la disciplina filosófica, práctica que nos puede ayudar al logro del ethos del trabajo digno, no sólo de la reflexión sino de la actividad de quienes son trabajadores y empleadores/empresarios. Se trata de valorar el trabajo como fuente no sólo de ingresos económicos, sino también como elemento que hace posible la construcción de ciudadanía con la consolidación del respeto de los derechos y obligaciones, una ética del comportamiento que haga posible la convivencia pacífica entre las partes y que promueva la reflexión para profundizar en los valores. 

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