Todas las estadísticas muestran que en el África subsahariana cada vez hay más niñas y niños que están escolarizados. Parece que también cada día son más las madres y los padres que ven el acceso a la educación de sus hijas e hijos como una prioridad e invierten parte de sus ingresos en ello.
Sin embargo, los gobiernos africanos no están dando respuesta a la creciente demanda de plazas escolares que esta tendencia está generando. El fracaso de muchos estados del continente a la hora de proporcionar una educación decente a las niñas y a los niños está originando el florecimiento de instituciones educativas privadas de bajo coste a lo largo y ancho de África, incluso en los barrios más marginales que carecen de todo tipo de servicios. Son escuelas que cobran relativamente poco, a veces tan solo un euro al mes.
El culmen de esta tendencia se ha dado en Liberia, donde su presidenta, la muy loada Ellen Johnson-Sirleaf, ha decidido privatizar toda la educación de su país entregándola a compañías internacionales que hacen negocio con la educación low-cost en países en desarrollo.

El pasado mes de abril, el ejecutivo liberiano firmó un acuerdo con Bridge International Academies (BIA), una cadena de escuelas infantiles y primarias de bajo coste que dice utilizar un enfoque basado en la tecnología para proporcionar educación estandarizada a estudiantes de países en desarrollo. Según anuncia en su propia página, la compañía estadounidense tiene en la actualidad 100.000 alumnos en sus más de 400 escuelas, la mayoría de las cuales están en Kenia y Uganda. Pero su intención es llegar a los diez millones de estudiantes en una docena de países en África y Asia para 2025 trabajando, principalmente, con familias de bajos ingresos. Siempre según la información que la propia compañía ofrece, entre sus inversores se encuentran Bill Gates, Mark Zuckerberg o el Banco Mundial.
Por el acuerdo firmado, BIA implementará un programa piloto en 50 escuelas públicas liberianas (3 % del total) durante el curso académico 2016-17, al mismo tiempo que diseñará un nuevo plan educativo para el país. Otros 20 colegios, para llegar a un total de 70, serán entregados a otras empresas privadas. Si el programa piloto resulta satisfactorio, el siguiente año se añadirán otras 300 escuelas. Según los plazos establecidos por el propio gobierno, la idea es que para el año 2020 esta “alianza público-privada” cubra todo el sistema educativo liberiano.
Tras los e-books de Bridge International Academies se esconde la privatización y la educación low-cost
Pero uno de los primeros países del continente donde la compañía desembarcó, Uganda, ha ordenado el cierre de las 63 escuelas primarias y guarderías operadas por BIA. Varias inspecciones del Ministerio de Educación ugandés descubrieron graves carencias en las infraestructuras, la higiene y el saneamiento que pone en peligro la vida y seguridad del alumnado.
Por su parte, sindicatos de profesores en los países donde la cadena low-cost se ha implantado y otras instituciones han acusado a la compañía de contratar a maestros no cualificados, a los que se les obliga a recitar cada página del programa según aparece en las tablets que se les da -sin lugar a la iniciativa personal-, de pagar salarios mínimos (justo alegando la falta de cualificación) y de utilizar instalaciones de mala calidad para mantener los bajos costes de la educación que ofrecen. Otros también critican que la compañía promueve la privatización y externalización de la educación. En línea con esto, el año pasado más de 100 organizaciones de Kenia y Uganda firmaron una declaración criticando el apoyo del Banco Mundial a Bridge International.
La respuesta de BIA al informe de la inspección ugandesa ha sido de manual. En un comunicado, publicado nada más hacerse públicos los rumores sobre los malos resultados de las inspecciones llevadas a cabo en sus escuelas, declaró sentirse consternada por “la amenaza de forzar a 12.000 alumnos a quedarse sin escuela y a 800 ugandeses sin trabajo”.
Es probable que las presiones internacionales y alguna mordida dejen en nada la sanción a la cadena de escuelas, pero ya ha sido puesto en evidencia que lo importante para estas empresas no es la educación de las niñas y los niños sino el negocio y que para conseguir beneficios no escatiman recortes aunque estos puedan poner en peligro la vida y salud de sus alumnos y el nivel de la enseñanza que reciben.
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