Porque quiero vivir en tu seguimiento,
he sabido, Jesús:
Que la vida sólo se pierde cuando
no se entrega a una causa justa;
que en la fidelidad del hombre
a sí mismo es donde mejor llega
a saber que Dios le ama;
que en el cumplimiento de la misión
recibida la existencia del humano
se hace fecunda para muchos;
que en la confianza y abandono en
las manos del Padre tenemos todos
asegurado nuestro futuro más pleno;
que no hay fracaso (según los criterios
del mundo) que no esté repleto de frutos
(según los criterios del Reino);
que en la renuncia a todo poder que
impone y avasalla florece la autoridad
que libera y unifica;
que en el gozo de las cosas pequeñas de la vida
aprendemos a no necesitar nada extraordinario,
espectacular ni grandioso;
que en la actitud constante de acción de gracias
llegamos a descubrir que hemos recibido más, mucho
más, de cuanto necesitamos para que nuestras vidas
sean hermosas y fecundas, ante Dios y para los hombres.
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