Comienza a ser agotador. Este enfrentamiento a golpe de bandera que tiene partida en dos a la opinión pública se está alargando hasta el enquistamiento. La rabia de las patrias de nailon colgadas de los balcones de nuestras calles se traslada hasta nuestras conversaciones entre amigos, hasta nuestros muros en las redes sociales e incluso hasta los grupos de whatsApp familiares. Nos obligan a posicionarnos radicalmente entre las dos únicas opciones que ofrecen los poderes y al quiere salirse de ese marco impuesto se le tilda de tibio, de equidistante, de buenista y poco menos que de traidor a cualquiera de las dos causas en lid. Esto no es nuevo, que lo de obligar a uno a posicionarse dentro de un paradigma concreto para tenderle una trampa intelectual ya lo venían practicando con eficacia ciertos fariseos de hace un par de milenios.
Nos obligan a posicionarnos y mientras el mundo sigue girando más allá de lo que el telón de las banderas nos permite mirar. En lo que Mariano Rajoy aplicaba el temido 155, se destapaba que por primera vez en dos décadas la tendencia del hambre mundial no era a la baja sino que ha crecido. En lo que Carles Puigdemont cogía su avión a Bélgica, conocíamos que se ha marcado un nuevo récord global de concentración de CO2 en la atmósfera y que antes de 2050 puede haber aumentado la temperatura mundial en 3 grados, lo que sería una catástrofe irreversible. Pero mientras, agitemos nuestras banderas, cada uno la suya, no vaya a ser que nos digan algo.
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No se trata de banderas sino de DEMOCRACIA. En el 78 muchas cosas fueron tabúes, entre ellas la territorialidad del estado. Se admitió que España podía ser algo rosita pero siempre ÚNICA,GRANDE Y LIBRE,la del destino universal. A pesar de los siglos el estado todavía no fue capaz de digerir la pérdida del imperio. Es una pena vuestra postura muy similar a la de A. Garzón, no de toda la dirección del PCE. Lo que está en juego es como queremos la conformación del estado y por supuesto los catalanes,y otras naciones dentro del estado también, como ciudadanos tienen el DERECHO A DECIDIR. Eso no impide que denunciemos que el estado está dirigido por un partido político corrupto hasta los huesos, que se entrega el premio P. Asturias a la solidaridad a una Unión Europea que maltrata a los refugiados….La porquería que nos rodea es mucha, otro ejemplo la situación de los familiares con muertos en las cunetas y quiero recordar que son los partidos de las banderitas los que realmente están ayudando a estos familiares a ver reconocida la su dignidad. Vivo en Pamplona/Iruñea, con participación PSN en varios gobiernos durante años siempre olvidadizo, o la amnistía que permite que los torturadores franquistas gocen de total impunidad. La cuestión de la territorialidad es básica, el derecho a decir como y con quien queremos vivir es democracia. A las mujeres nos costo mucho el derecho al divorcio y hoy ejercerlo cuesta muchas veces la vida. Comer las lentejas es muy necesario pero con dignidad también.
Hablas de torturadores franquistas y se te olvida el holocausto genocida de la república comunista: 60.000 católicos asesinados por odio a la fe e intentar imponer el comunismo, quema de iglesias, torturas en las chekas, martanza de casi 7000 curas y monjas, 6ooo fusilados en Paracuellos… la izquierda mató, y mucho, y eso se calla con la Ley de Memoria Histórica. Por otra parte, ningún país contempla en su Constitución un referendum para destrozar la unidad y hacer un país nuevo, ni Italia, ni Venezuela, ni Rusia, ni Noruega… ninguno.
No solo los fariseos nos obligan a posicionarnos. También lo hace Jesús: «Nadie puede servir a dos amos…». «Ojalá fueras frío o caliente…»
Él nos ama por igual, a castellanos y catalanes, pero no todos le amamos a él por igual, y por regla general, nosotros los castellanos solemos amarlo más que los catalanes… Por duro que pueda parecer esto es así:
Un catalán castellano.