Muchas y variadas han sido las celebraciones de los 50 años del Vaticano II. En América Latina una de estas celebraciones ha sido el Congreso Continental de Teología celebrado del 7 al 11 de octubre en São Leopoldo, Brasil. En este continente la recepción del Vaticano II comenzó con la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y caribeño, en la que se tomó conciencia de la articulación indiscutible entre evangelización y liberación, evangelización y opción preferencial por los y las pobres. Esta línea de recepción ha continuado presente, a pesar de las persecuciones, en una porción de Iglesia y fue así como en la V Conferencia, celebrada en 2007 en Aparecida (Brasil) se reafirmó el método pastoral “ver-juzgar-actuar”, reconociendo “el bien que ha hecho a nuestro continente, permitiéndonos vivir más intensamente nuestra vocación y misión en la Iglesia, enriqueciendo el trabajo teológico y pastoral y, en general, motivando para asumir nuestras responsabilidades ante las situaciones concretas que vivimos” (Cfr. DA 19). Además, en el discurso inaugural, Benedicto XVI señaló “la inseparabilidad entre la opción preferencial por los pobres y la fe cristológica” (Cfr. DA 392).
En este espíritu se celebró este congreso con la participación de más de 700 personas entre obispos, religiosas/os, sacerdotes y laicos/as procedentes de todos los rincones del continente y de otros continentes. Además, se hizo memoria de los 40 años del libro de Gustavo Gutiérrez Teología de la liberación, libro profético de un caminar teológico y pastoral en estas tierras.
Fueron cinco días de celebración eclesial, de alegría gozosa por las esperanzas que habitan en tantos cristianas/os del continente y días también de muchas interpelaciones que buscaron revitalizar el camino, reorientar las proyecciones, afinar la fidelidad al Espíritu.
El primer día se contextualizó el congreso contando con la participación de la teóloga Geraldina Céspedes, quien, usando la imagen del telar, la urdimbre, la trama y los hilos nos habló de los desafíos de la teología hoy. Además, Jon Sobrino recordó su iniciación en la teología latinoamericana y enfatizó la centralidad de los y las pobres, haciendo memoria de las palabras de Casaldáliga: “todo es relativo menos Dios y el hambre”.
Ver y juzgar
Los siguientes tres días estuvieron marcados por ponencias centrales, talleres de las más diversas temáticas, paneles y presentación de trabajos científicos. Siguiendo la metodología pastoral latinoamericana, en un primer momento se realizó el “ver” a través de los aportes de Pedro Ribeiro de Oliveira, sociólogo, mostrando cómo la clave del crecimiento está en el lucro, creando la lógica del “producir-vender-consumir-descartar” que, incluso, condiciona la llamada “economía verde”. De ahí surge la necesidad de buscar otras alternativas que contemplen el desarrollo sin que desborde el crecimiento y el “buen vivir” de las culturas ancestrales. Jung Mo Sung habló sobre la relación entre teología y economía y la idolatría presente en la lógica perversa del mercado. El día finalizó con la intervención de Chico Whitaker, uno de los promotores del Foro Social Mundial, contando su génesis, desarrollo y desafíos.
El tercer día correspondió al “juzgar”. Los aportes de Víctor Codina, Andrés Torres Queiruga y Gustavo Gutiérrez fueron decisivos para recordar la creatividad en la recepción de Vaticano II en la Conferencia de Medellín, la autonomía de las ciencias, del sujeto, de las realidades terrestres que vertebraron los documentos conciliares y la pregunta decisiva, que sigue siendo desafío para nuestra Iglesia: cómo decirle al pobre –al insignificante- que Dios le ama. Muchos otros aspectos se trataron, pero los aplausos ininterrumpidos, especialmente los dados a Gustavo Gutiérrez, señalaron el reconocimiento no solo de un trabajo teórico sino de unas vidas que, con testimonio y fidelidad evangélica, han abierto caminos a una imagen de Dios, de ser humano, de Iglesia, de Reino de Dios más en consonancia con los orígenes de nuestra fe.
Tiempo de actuar
El cuarto día, más centrado en el “actuar”, comenzó, en palabras de Leonardo Boff, con la referencia al cosmos como inseparable de la realidad humana. Además, se habló del fenómeno de la mundialización y del pluralismo religioso a cargo de Peter Phan y los nuevos sujetos emergentes presentados por Luis Carlos Susin. El quinto día se inició con la conferencia de Joao Batista Libanio, quien recordó los “innegociables” de la teología de la liberación: la hermenéutica liberadora, la opción por las personas pobres y el seguimiento del Jesús histórico.
Seguidamente, Marilú Rojas habló de la espiritualidad liberadora y Carlos Mendoza parafraseó el “fuera de la Iglesia no hay salvación” con el “fuera de las víctimas no hay salvación”. Los aportes de los talleres y paneles coordinados por teólogas y teólogos ya no solo de la primera generación sino de la segunda y tercera, recogieron la construcción colectiva de lo que se va realizando y los desafíos pendientes en campos tan urgentes como la realidad de la mujer, los indígenas, los afroamericanos, los derechos humanos, el diálogo interreligioso e intercultural, los nuevos paradigmas teológicos, los movimientos sociales, la política, la economía, la ecología, la salvación, la opción por los pobres, etc., entre muchos otros aspectos.
No sobra recordar que el congreso comenzó cada día con un momento de espiritualidad y con la celebración eucarística al caer la tarde. Y esto porque la teología es acto segundo, ya que el primero es la espiritualidad. También hay que decir que la organización general del congreso no supo reconocer la presencia de las mujeres en la historia de la teología latinoamericana, ni destacó la voz de las nuevas generaciones. Sin embargo, las mujeres supieron recordar su presencia en tantos campos de la teología y en su compromiso cristiano –lo que fue reconocido con un fuerte aplauso por parte de toda la asamblea- y los jóvenes dijeron su palabra, conscientes de que el protagonismo de esta tarea también está en sus manos.
Y, en definitiva, ¿qué queda de esta experiencia vivida? Queda el desafío de poner en práctica lo vivido. Llevar adelante todo lo que allí se reflexionó, se debatió, se compartió. Continuar favoreciendo la experiencia de fraternidad-sororidad gozosa, dejando que el Espíritu se exprese a través de las diversas voces. Se volvió a casa con la certeza de la fuerza que el Evangelio de Jesús tiene para movilizar la vida cristiana y renovar la experiencia eclesial. Queda, entonces, la experiencia del encuentro que reanima, entusiasma y lanza a la vida con más responsabilidad y compromiso por hacer una teología que responda a los desafíos del continente, una fe que muestre el rostro misericordioso del Dios de Jesús y comunique la “buena noticia” que el Evangelio tiene para el mundo de hoy, especialmente, para las personas más pobres, a las que Dios prefiere y que son las primeras depositarias de su gracia.
Actualidad profética latinoamericana
Todas las fotos de los opnentes son de varones. se dice que hubo varias mujeres pero no hay ni una foto.
Actualidad profética latinoamericana
Toda la razón del mundo, amigo o amiga. En la última foto sale una mujer (en la que es de grupo) pero sí es una carencia. Estos eran los materiales de los que disponíamos, pero si en los próximos días conseguimos alguna foto más de otras mesas, la colgaremos. ¡Gracias por estar pendiente!
Actualidad profética latinoamericana
¿ Por qué no invitaron a alguna teóloga española? ¿Sólo ellos saben analizar el concilio?