Agricultura es riqueza

Foto. Peter Casier (The road to the horizon)Hace poco, el ex secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annam, declaró que África tiene la tierra y la población necesarias para desarrollar un sistema de agricultura que genere un superávit que garantice la seguridad alimentaria de las próximas décadas.

No cabe duda de que la agricultura es una de las actividades más importantes del continente africano y que contiene el potencial para transformar las sociedades africanas a través del aumento de la producción y la exportación.

Para que esa transformación tenga lugar, los gobiernos africanos -y la comunidad internacional- tienen que invertir en este sector ayudando, de manera especial, a los pequeños agricultores. Las estadísticas nos muestran que el 12% del total de la tierra cultivable de todo el mundo está en África, pero que un 80% de ella no se utiliza.

Los pequeños agricultores africanos demandan ayudas para comprar semillas y fertilizantes, pero cada vez les resulta más difícil conseguir estos subsidios ya que, en los últimos años, la ayuda internacional destinada a la agricultura ha caído del 20% al 4%.

Otro de los problemas que afectan a los campesinos africanos es la falta de infraestructuras. Para que la agricultura tenga salida sus productos tienen que llegar al mercado y para eso se necesitan carreteras. De nuevo las estadísticas nos muestran que solo el 34% de los habitantes del África subsahariana viven a menos de dos kilómetros de una carretera asfaltada. La gran mayoría de los campesinos del continente tienen que conformarse con caminos en muy malas condiciones, que hacen muy difícil el transporte y la comercialización de los distintos productos.

Junto a estos factores hay que notar que, la mayoría de las veces, los productos agrícolas europeos se venden a un precio más bajo que los producidos en África. Esto es posible gracias a los subsidios agrícolas de la Unión Europea y las ayudas a la exportación, lo que hace que los productos nativos no sean competitivos en los mercados locales. Todo esto ha llevado a un declive en el sector agrícola y a un aumento de la pobreza rural en la mayoría de los países africanos. Ésta es la causa de que muchos jóvenes abandonen el campo y emigren a las ciudades. Al mismo tiempo, se ha producido una escasez de alimentos básicos y una subida de sus precios.

También hay que recordar que el continente africano está sometido a una fuerte deforestación que pone en peligro el suministro de agua y facilita el cambio climático. Todo ello repercute negativamente en el sector agrario.

Éste es un problema muy común en toda África donde los esfuerzos para frenar la pérdida de los bosques y selvas son sistemáticamente pisoteados con el consentimiento de gobiernos carentes de recursos o funcionarios corruptos.

Paralelo a este fenómeno se ha producido una masiva compra de tierras en distintos países africanos por parte de compañías occidentales, chinas y de otros países emergentes para ser dedicadas a la agricultura o a la producción de biocarburantes.

Pero aún hay esperanza para este sector, que es clave para el cambio de África. Pequeñas cooperativas de mujeres o jóvenes todavía creen que pueden mejorar sus vidas dedicándose a la agricultura. En muchas zonas rurales del continente se ve cómo estos grupos luchan por salir adelante. Los gobiernos africanos y la comunidad internacional deberían dirigir sus ayudas hacia este sector, centrándose principalmente en los pequeños agricultores, para propiciar el cambio en el continente.

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