Cada día hay más menores soldados

Un niño con una pistola de juguete es obligado a posar para la cámara. Comenzamos 2014 con la noticia del aumento del número de menores soldados en el mundo. Después de años de disminución, se produce esta escalada. Las últimas noticias llegadas proceden de la República Centroafricana, donde UNICEF ha denunciado el reclutamiento de unos 6.000 menores en los últimos meses y ha hecho un llamamiento para que los distintos grupos que luchan en el conflicto no recluten nuevos menores, liberen a los que tienen y se abstengan de atacar centros de rehabilitación de menores soldados, escuelas y hospitales. Pero, una vez más, la llamada no ha recibido respuesta alguna.

Esto se une a la denuncia de Save the Children de que en ese país más de 100.000 niños y niñas sufren abusos sexuales además de su reclutamiento. Se trata de menores a quienes, en su mayoría, se obligó a abandonar sus casas tras la caída del gobierno propiciada por la coalición de grupos rebeldes, Seleka, el pasado mes de marzo. También son muchos los niños y niñas que participan en los grupos que se oponen a Seleka.

La mayoría de los menores soldados se concentran en África. Según la organización Child Soldiers International, en este continente se utilizan, además de en la República Centroafricana, en Costa de Marfil, Libia, Malí, República Democrática del Congo, Somalia y Sudán del sur. También hay que tener en cuenta al Ejército de Resistencia del Señor (LRA), de Jospeh Kony, que ha reclutado y recluta menores soldados en Uganda, República Democrática del Congo, República Centroafricana y Sudán del sur. Otras noticias hablan de que el grupo rebelde ugandés Allied Democratic Forces (ADF), que se creía prácticamente extinguido, ha comenzado a reclutar menores en los últimos meses.

Pero no solo en África aumenta el número de menores soldados. También en países asiáticos como Siria, Palestina, Irak o Afganistán, por citar algunos. El mismo día en que los niños y niñas españoles jugaban con los juguetes que los Reyes magos les habían traído, leíamos en los periódicos la historia de Spogmai, una niña afgana de diez años a la que su hermano, comandante talibán, le ordenó llevar a cabo un ataque suicida contra un puesto de control en el sur de Afganistán.

Todo esto sucede a pesar de que, como señalábamos en un artículo publicado en octubre de 2013, la ONU ha decidido que para el año 2016 no debería quedar ni un solo menor soldado en el mundo. En los pocos meses que han pasado desde octubre, la estimación de menores soldados ha subido considerablemente: antes hablábamos de unos 250.000, ahora las cifras se acercan a los 300.000.

Resulta muy alarmante este repunte en el reclutamiento de menores siempre ligado a guerras por el control de materias primas y propiciadas por Occidente. Por eso, se ha de reiterar una vez más la necesidad de que la comunidad internacional se implique, de una vez por todas, en la lucha contra el uso de menores soldados, dejando a un lado su hipocresía y sus intereses económicos para optar por los derechos de los más indefensos y vulnerables. De de otra forma, nunca se pondrá fin a este fenómeno y las buenas intenciones de la ONU y todas las declaraciones de buena voluntad de los distintos gobiernos quedarán, una vez más, en papel mojado.

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