“Famílies hospitalàries per a inmigrants” es un proyecto de emparejamiento de familias autóctonas con otras recién llegadas y contribuye a que los ciudadanos residentes en Cataluña desarrollen experiencias de comprensión directa de la diversidad cultural a través del diálogo.
Este proyecto, que cuenta con la colaboración de Lluïsos de Gracia y de la asociación Con Vi Vim, está gestionado por la entidad Salud y Familia. Esta iniciativa hace posible que dos familias (una autóctona y otra inmigrante) se reúnan una vez al mes durante tres meses para compartir experiencias, intercambiar puntos de vista, aproximarse a la realidad de otros… En definitiva, charlar y abrirse a otras personas y a otras realidades. En el primer encuentro está presente una mediadora intercultural y se lleva a cabo en alguna de las sedes de las entidades que colaboran. La segunda reunión tiene lugar en el hogar de la familia autóctona, mientras que la tercera se fija libremente entre las dos proles. Familias autóctonas como la de Elvira Gómez ya han vivido la experiencia de una primera cita.
«Nos tocó una salvadoreña», comenta esta voluntaria que afirma que una de las cosas que más sorprendió a la familia que le adjudicaron es que supieran sobre El Salvador. «Les fascinó que hubiera ese interés», asegura. Esa familia salvadoreña cuenta con cuatro miembros –el padre, la madre y dos hijos de ocho y diez años– y hace tres años que viven en Barcelona. «Los niños nunca habían ido al zoo porque les parece demasiado caro», explica Gómez, que creyó que les fue útil el contacto con sus parientes para conocer alternativas de ocio. «También les alarmó el tema del consumismo, ellos no consumen tanto en su país», comenta esta voluntaria, muy contenta con el resultado del primer encuentro. Voluntad de compartir. Hay que decir que este proyecto no sólo da cabida a familias en el sentido clásico del término. Pueden ir grupos de amigos, personas solas, parejas de hermanos…
El único requisito es la voluntad de compartir. De hecho, Lou Núñez, residente en Barcelona desde hace dos años y procedente de Tenerife, se interesó por el proyecto y decidió presentarse sola. Todavía no conoce a la que será su familia, pero tiene muy buenas expectativas. «Me parece una forma de acercamiento cultural y de intercambio de persona a persona excelente », dice. Sin embargo, es diferente el caso de Franzina Planes y de Santi Bolívar. Estos dos catalanes están casados y tienen tres hijos, de 18, 20 y 23 años. «La decisión de apuntarnos ha sido nuestra», comenta ella, que va a participar con su marido independientemente de si quieren hacerlo sus hijos o no. «Hemos vivido cuatro años en Bolivia », explica Bolívar, y reconoce que ese tiempo les sirvió para abrirse un poco más al mundo. Por eso, quieren probar la experiencia. «Venimos a ver qué pasa. No nos hemos hecho una idea previa», comentan.
El papel de los mediadores es fundamental durante el encuentro y también durante la formación que reciben las familias participantes previa a las citas. «Nuestro trabajo es facilitar la relación. Acercar las ideas», explica Meriem Saou, mediadora cultural de este proyecto y nacida en Marruecos. Esta magrebí trabaja mano a mano con Gabriela Poblet, argentina de nacimiento. «Intentamos ayudar a romper el hielo», confiesa esta última, que por ahora está muy contenta con los resultados. «De momento, se está dando una situación bastante cálida y notamos mucha necesidad de diálogo », añade.
Publicado en [http://www.sisepuede.es/content/view/3267/4/
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