Pepe Larraz: «Creo que el superpoder que nos haría falta a todos es la empatía»

Pepe Larraz (Madrid, 1981) es uno de los pocos españoles que dibujan para la conocida editorial Marvel. No para de asumir retos cada vez mayores ni de crecer en su gremio. Por sus manos han pasado Spiderman, Thor, los Xmen e incluso algunos personajes de ‘La guerra de las galaxias’. En un momento en el que la conocida como “la casa de las ideas” se ha convertido en la mayor generadora de héroes icónicos populares gracias a su salto al cine, nos sentamos a charlar con el dibujante acerca del trabajo, la responsabilidad, las historias y los súper héroes que necesitamos.

PREGUNTA: ¿Qué supone para ti trabajar en Marvel? ¿Alguna vez te imaginaste que acabarías ahí?

RESPUESTA: Trabajar en Marvel me permite jugar con unos personajes cuyas historias leía de pequeño ( y ya no tan pequeño). Y, claro, también me supone la responsabilidad de ser yo ahora mismo el que cuenta esas historias, y querer que sigan emocionando hoy como me emocionaron a mí.

P: ¿Cómo se consigue entrar en una editorial tan grande como Marvel, una de las más importantes del mundo del cómic a nivel mundial? ¿Qué le dirías a alguien que te esté leyendo y quiera compartir tu sueño?

R: Sobre el cómo se entra a dibujar en una editorial americana, yo siempre recomiendo insistencia y disciplina. Si dibujas muchas horas al día, al final mejoras seguro, pero sin la disciplina es muy difícil hacerte un hueco en la industria.

P: Después de multitud de charlas y sesiones de firmas en salones de cómic de muchas partes del mundo, ¿Qué es lo que más te preguntan tus admiradores? ¿Cuál es el comentario más recurrente? ¿Qué quieren saber?

R: En general se dividen entre preguntas de fan y preguntas de aspirantes a dibujantes. El fan quiere saber qué les va a pasar a los personajes que le interesan, y cómo es trabajar en la industria pero más desde un punto de vista de nombres: cómo es trabajar con tal o cual guionista o con tal o cual dibujante. El aspirante quiere saber cómo se llega a hacer este trabajo y las técnicas que se usan. Es interesante porque, aunque ahora hay más escuelas de cómic y dibujo que cuando yo empecé, siempre está la duda de qué técnica usa tal artista. Se aprende mucho hablando con otros dibujantes.

P: El cómic ha vuelto a ganar un peso relevante como vía para contar historias a públicos amplios y sus personajes son auténticos iconos de la cultura popular. A la hora de sentarte a dibujar, ¿piensas en esto de algún modo? ¿Sientes más responsabilidad?

R: A la hora de sentarme a dibujar trato de no pensar demasiado en lo grandes que se han hecho estos personajes, porque la presión sería insoportable. Cierto que hay muchos más ojos mirando las películas que los cómics pero, aún así, tener en tus manos a Spiderman o a los Xmen, impresiona. Lo que hago es centrarme en contar la historia que tengo que contar de la mejor manera que soy capaz, tratando de que conecte con el lector, que no se pierda, y que no haya nada que le saque de la historia. Somos cuentacuentos.

P: ¿Puede ser el cine de súper héroes, más allá del entretenimiento, una escuela de valores? De ser así, ¿cuáles destacarías?

R: Creo que el cine de superhéroes transmite unos valores muy positivos y otros que quizá no lo son tanto, como la solución de conflictos mediante violencia, pero esto se debe enmarcar dentro del género de aventuras. Tiene que existir un peligro físico y una resolución mediante la acción. Los valores que sí que me parecen muy positivos son el trabajo en grupo, el ayudarte en otros para llevar a cabo la misión, el hermanamiento, incluso con gente con la que no te tienes que llevar del todo bien, pero qué va a pelear codo con codo contigo para sacar adelante el proyecto que tenéis. Y también que todo, con robots, mejora.

P: En un momento en el que crece la xenofobia en toda Europa así como ideas que vuelven de tiempos pasados, ¿A qué tres súper héroes convocarías para que nos echasen una mano? ¿Qué súper poderes nos vendrían mejor?

R: Creo que no es tiempo de liderazgos individualistas sino que es el momento de que cada uno de nosotros nos demos cuenta de que pensando solo en nuestro beneficio personal no vamos a llegar a ninguna parte a la que merezca la pena ir. Tenemos que pensar más globalmente: en ecología, en cooperación, en acogida e integración. No sirve el expulsar a un grupo de gente a su suerte para que a mí me vaya mejor, ni el que por la comodidad de andar en tu coche de puerta a puerta tenga que subir el nivel de contaminación de tu ciudad. Ni sirve el andar enfrentando a la gente con patrias de trapo para conseguir cuotas de poder. Creo que el superpoder que nos haría falta a todos es la empatía. Y nos hace falta traer a nadie para ello porque ese ya lo llevamos dentro.

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