Rovirosa, un apóstol en el mundo obrero

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Foto. HOAC.Escribo este pequeño artículo sobre Guillermo Rovirosa (Vilanova i la Geltrú, Barcelona, 1897 – Madrid, 27 de febrero de 1964), primer militante y promotor de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), con motivo de una mesa redonda que se celebró el pasado 13 de abril en la parroquia del Dulce Nombre de María, en el Puente de Vallecas. Sabemos que Rovirosa pasó algunos años en esta parroquia antes de que la jerarquía de la Iglesia le llamase a promover la HOAC y que hace unos años este movimiento cristiano en el mundo obrero ha promovido el proceso de canonización.

La parroquia del Dulce Nombre de María empieza su andadura en 1940 desgajándose de la parroquia de San Ramón y desde esta época está regida y animada por los Asuncionistas. Rovirosa llega a la parroquia hacia el año 1942 y contacta con la comunidad de los Asuncionistas entablando una relación más estrecha con el padre Luis Madina, párroco en esos años.

Rovirosa fue un converso. Se instala en París en el año 1930, un buen día del año 1932 entra en una iglesia y escucha al arzobispo, cardenal Verdier, causándole un gran impacto sus palabras: “El cristiano es un especialista en Cristo… El mejor cristiano es el que más sabe de teoría y práctica de Jesús…”, “ Yo qué sé de Jesús?, ¿Por qué ataco lo que no conozco?«. Estas eran las preguntas que se plantea y que le impulsaron a conocer y amar a Jesús. A mediados del año 1933, él y su esposa deciden regresar a Madrid instalándose en la capital. Vive la Guerra Civil y es encarcelado por ser dirigente del comité obrero de la empresa donde trabajaba. Allí pasó solo un año de prisión, gracias a las gestiones del jefe de la empresa en donde trabajaba. Se consagra al mundo obrero. Para ello, en 1940, entra a formar parte de la Acción Católica y, dentro de ella, en la vocalía social. Hacia el año 1942 entra en contacto con la parroquia del Dulce Nombre de María.

En esa época, Vallecas era un suburbio de Madrid a donde iban llegando hombres y mujeres en desbandada, que huían de la miseria y del hambre que sufrían en sus lugares de origen y pasaban a engrosar las legiones de obreros fabriles, formando los focos de chabolismo.

Rovirosa, junto con los Asuncionistas y, en concreto, con el padre Luis Madina, descubre la miseria del mundo obrero y es aquí donde se afianza su segunda conversión: conversión al mundo obrero. Él mismo dirá: “No cabe apostolado cristiano alguno en el mundo del trabajo si no se toma como centro al hombre obrero, sus sufrimientos, sus ansias de elevarse, sus capacidades de regirse por sí mismo… Ellos y sólo ellos son los que pueden guiar al mundo del trabajo, dolido de humillaciones, de marginación, de violación de su dignidad en todos los terrenos…”.

Un acontecimiento importante era el Via Crucis del Viernes Santo por las calles embarradas del barrio. Rovirosa predicaba en cada estación y decía: “Primero nos lo mataron y ahora nos lo han robado”. Aquellas pobres obreros estaban que no sabían que decir. Ahora resultaba que un hombre del pueblo les decía que aquel ajusticiado en la cruz era de ellos más que nadie. En la navidad de 1945, Rovirosa pasa la noche en oración en la parroquia, celebrando el duodécimo aniversario de su conversión.

En el mes de mayo de 1946 la Junta de Metropolitanos de España, presidida por el Cardenal Pla y Deniel, acordó la fundación de la HOAC como movimiento especializado para los obreros adultos, dentro de la Acción Católica, por expresa recomendación de Pío XII al cardenal de Toledo. Para esta tarea es llamado Rovirosa. A partir de esta fecha, se dedicará su vida por entero a ello.

El padre Luis Madina, mientras tanto, va a iniciar los preparativos para la fundación de la “Ciudad de los Muchachos”, centro que quiere ser de formación integral para la gente del barrio, en especial, para los muchachos. Rovirosa empieza a viajar por el territorio español para promover la HOAC. A partir de 1953, El padre Luis Madina embarca para Estados Unidos donde va a fundar varias “Ciudad de los Muchachos”: Panamá, Costa Rica y Colombia. Rovirosa sigue su marcha en la consolidación de la HOAC y, aunque a distancia, sigue su relación con el padre Luis Madina.

Muere en febrero de 1964 y, al enterarse, el padre Luis Madina escribe a su amigo José Ripoll: ”¡Qué hombre gigante fue en todos los sentidos! Como siempre sucede, ahora harán justicia a sus méritos. Fue un innovador, un precursor. Sus pasos de gigante iban muy por delante de los pasitos de enano de muchos… Verá usted como terminarán por incoar su proceso de canonización. Por mi parte no rezo por él, sino que le rezo a él y le imploro su protección. Hará milagros”.

En efecto, el padre Luis Madina fue un profeta. A propuesta de la HOAC, en el año 2003 en la Iglesia de Madrid se inicia el proceso de canonización. Desde la HOAC se dice: “Lo que realmente nos mueve es dar a conocer la vida y la obra de nuestro primer militante y promotor, porque para nosotros Rovirosa es un referente militante obrero cristiano”. Y, como se dijo en la mesa redonda, en Rovirosa se percibe una forma y manera de santidad que puede ser propuesta para la Iglesia y el mundo por ser un seglar en el mundo obrero y por vivir a fondo las virtudes cristianas comprometido con su causa.
La parroquia del Dulce Nombre de María quiso rendir un homenaje a Rovirosa, al padre Luis Madina y a la comunidad asuncionista en una época y en un lugar donde fueron pioneros en la obra de evangelización en el mundo obrero. En esta mesa redonda celebrada el 13 de abril de 2012 intervinieron el historiador José Andrés Gallego, Mª Carmen Ripoll, catequista en la parroquia e hija de uno de los primeros militantes de la HOAC en Vallecas, Angel Macho, aa, investigador de las relaciones de Rovirosa y el P. Luis Madina, y Alfonso Gil, vicepostulador de la causa de canonización de Rovisosa.

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